Como siempre, voy y vengo.
Si desaparecí es porque yo misma me perdí un poco.
Y si regreso es porque estoy en proceso afanoso de volver a encontrarme o,
mejor dicho, de encontrar mi nueva versión.
Porque sí, señores, la gente cambia, crece y evoluciona.
Y, como todo proceso de cambio, involucra dolor.
La diferencia es que tomé la decisión de dejar pasar el dolor, sí;
pero no pienso permitir que este se convierta en sufrimiento.
Así que vuelvo, esta vez un poco más reflexiva que de costumbre…
y con mucha música a mi alrededor.
Música que a veces define, a veces soporta, a veces cobija,
a veces solo resuena en mí y en mi alma y en mi mundo.
Hoy, por ejemplo, quiero decirles que…
CADA CORAZÓN MERECE UNA OPORTUNIDAD (Dulce condena, Los Rodriguez).